Rinat Animayev es Miembro de la unión de artistas de Moscú y el primer pintor ruso que tiene permiso del Museo del Lovre de París para copiar a un precursor del impresionismo como fue Daubigny.

Esta muestra reúne 36 obras de óleo sobre tabla, las cuales han sido realizadas, una parte en Francia y otra aquí en Tenerife y podrá visitarse hasta el 25 de Noviembre en nuestra Sala de La Ranilla Arte Cultura de Puerto de la Cruz, Calle Mequinez.

Una ciudad se engrandece cuando manifestaciones de este tipo tienen lugar en ella, y decimos esto porque tenemos entre nosotros a un gran personaje en el mundo del Arte.

Hay que aplaudir que haya elegido Puerto de la Cruz y concretamente nuestra modesta Sala de Arte para hacer su primera exposición en España. Nos llenamos de orgullo pensando que en breve apareceremos en su lista de exposiciones, junto a otros lugares como Francia, Inglaterra, Holanda, Italia, Austria, Rusia, … o salas de arte como las de la Rochelle, Dinán, o Versalles.

Hoy nos sentimos de esta forma colaborando con un granito de arena más, para hacer de esta ciudad una ciudad culta. La cultura nos da una identidad y esa identidad es lo que nos hace únicos.

En primera persona, y como si se tratase de la figura del propio pintor, Valentín Berradre leyó las notas que sobre la vida de Rinat Animaev aparecen en el catálogo.

RINAT ANIMAYEV

«El azar me hizo nacer en la familia de un artista pintor en la que fui el séptimo hijo. En el seno de esta familia numerosa la vida fue muy interesante. Aunque parezca raro conservo recuerdos entrañables de cuando era niño, incluso antes de andar.

Mi padre, soñaba con ser un creador independiente, aunque su obligación era asumir un trabajo de decorador para asegurar el sustento de la familia.

En casa, había paredes encaladas donde colgaba montones de cuadros, cuyos marcos dorados estaban también hechos por él mismo. Preparaba también los colores de las pinturas según sus propias fórmulas, mezclando pigmentos con aceite de algodón.

Se podría decir que él era un creador original y un experto en pinturas.

La familia de Rinat era una familia muy pobre. Eran emigrantes tártaros venidos de la región de Tatarstan hasta Tajikistan (3.500 kms.). Hay que imaginar a un niño de cinco años viviendo en una casa que parecía un museo, llena de cuadros por las paredes.

Y me contaba Rinat: “Iba a casa con mis amigos y me decían: Vosotros sois ricos!, y era verdad, ¡éramos ricos en arte!”.

Yo poseo todavía un magnífico bodegón de mi padre fechado en 1949: un trozo de pan negro y dos tomates. Le gustaba mucho pintar paisajes y yo recuerdo que en mi tierna infancia me fascinaba uno en especial, sobretodo, su profundidad, se trataba de un paisaje estival en los alrededores del Kazan, un lejano cielo con nubes, bosques impenetrables que me producían temor y en primer término, un arroyo entre piedras que me daba seguridad y me acercaba a la realidad.

No tenía más de cinco años y recuerdo todavía los consejos que mi padre daba a mi hermana sobre la manera de coger un lápiz. Cómo había que hacerlo para hacer trazos verticales, horizontales o diagonales. Me resultó emocionante después oir en boca de mis profesores moscovitas los mismos consejos.

Una primera tragedia rompió esta infancia dichosa: la muerte repentina de mi padre cuando yo tenía 10 años.  Algo después, un verano, mi madre me condujo a la Escuela de Artes Plásticas. Todo me parecía impresionante y apasionante, y los olores… recordaba y sigo manteniendo los olores del taller de mi padre, la trementina, el óleo, los disolventes…

Viví mis primeros años en Tayikistan y estudié en la Escuela Tadjik totalmente diferente a la Escuela Rusa donde acabé mis estudios.

En Dushanbé, el sol es brillante y las personas visten con colores vistosos. Esto es un buen resumen del clima y colorido local.

Después, he acabado mis estudios en Moscú en el Instituto Surikov y allí la percepción de los colores es absolutamente diferente, pues está condicionada por la vida y el clima, mucho más duro en esta gran ciudad.

He intentado asimilar lo más posible esta nueva situación para integrarme en la corriente de la Escuela Rusa y es combinando estas dos influencias, como me he lanzado a la vez en composiciones de retratos históricos, así como en paisajes y bodegones.

Yo era todavía estudiante cuando uno de mis retratos fue distinguido en el concurso de mi instituto. Pienso entonces que una vez dominada la complejidad de un retrato puedo abordar cualquier género artístico de las artes plásticas.

He retratado a muchos personajes importantes, como el escritor Alexandre Soljenitsyn o la actriz Ludmila Gourtchenko.

La calidad de un retrato está ligada a su capacidad de reflejar las profundidades del alma, a la vez del modelo y del espacio que lo rodea.

Durante mis estudios en Moscú, yo me especializo en la pintura en caballete (sobretodo óleo), pero el campo de mis actividades en las bellas artes, incluso siendo estudiante siempre ha sido amplio, grafismos, tinta china, plumilla, aguafuerte, acuarela y escultura.

He tenido la suerte de tener profesores conocidos D.K. MOCHALSKI, G.G. KOROLOV y V..E. Artamonov .

En 1984, termino mis estudios que han durado 16 años.

Existe una opinión entre los pintores según la cual, la escuela arruina el talento y la creatividad del pintor. Esto es parcialmente verdad, pero yo tengo la impresión de que en mi caso ha sido muy importante la orientación y las correcciones que me han dado estos buenos maestros.

El estudio de las Artes y la Creatividad es una cadena que no se puede romper ni por las épocas ni por las fronteras. En Tayikistan, nosotros hablábamos tanto de Miguel Angel como de Okusai e intentábamos entender los cánones artísticos de los egipcios o de los griegos.

Hoy yo pinto todos los días, cuando hace buen tiempo, al aire libre, cuando hace malo en mi taller. Para mí no es un buen día quedarme entre mis cuatro paredes, es por eso que sólo me encontrareis en mi casa por la noche, pero tengo la impresión de no obtener nunca resultados totalmente satisfactorios.

Siento que el arte es un eterno aprendizaje, pero hoy mis profesores son solamente la vida y la naturaleza.

Se me pregunta a menudo ¿por qué dibujo?. No me he planteado nunca esta cuestión. Para mí es como respirar. No puedo imaginar mi vida sin dibujar. Es una forma de vida y sobre todo de libertad, pero yo pago muy cara esta libertad porque con ella las obligaciones no dejan de atraparme y de recordarme que yo he sido quién lo ha elegido.

Es evidente que los elementos técnicos deben primar siempre y ser ejecutados sin ningún defecto, pues el artista es responsable de la calidad y la historia de cada cuadro. Pero el sentimiento, el alma, el amor puesto en una pintura, se notan, se palpan, se transmiten…

Un día he visto en un anticuario parisino un pequeño cuadro de los años 30, sin firma y sin fecha, que al momento reconocí que había sido pintado con mucho sentimiento. La pintura había conseguido captar la profundidad de las sombras y trazar una perspectiva especial, muy personal, aérea…

El sujeto era muy simple, se trataba de una calle vista en perspectiva. Los que pasaban por la tienda, curiosamente admiraban este cuadro antes que todos los demás, aunque probablemente no habían estudiado nunca la teoría de la pintura. Esto prueba que debe existir en la naturaleza algo que forma el gusto y la sensación de la gente a nivel de subconsciente.

Actualmente en mi taller, podéis encontrar esculturas, acuarelas, aguafuertes y pasteles, pero personalmente, aunque no puedo poner límites al arte, prefiero expresarme con pinturas al óleo.

La profesión de artista exige la libertad de creación. Esto no tiene precio. Nosotros los artistas tenemos la dicha de ver los amaneceres y las puestas de sol más a menudo que los demás. Nosotros observamos la floración y las abejas recolectando el pólen, nosotros remarcamos los diferentes cambios de color del sol, nosotros sorprendemos a las pequeñas gotas de humedad cuando reflejan los rayos de luz. Penetramos con la mirada en las profundidades y las esencias de las cosas. Nosotros intentamos, finalmente, reflejarlas y transmitirlas la mundo».